"Mal de muchos.... consuelo de listos". Si las fabulosas quiebras de grandes empresas financieras de EE.UU no fueran tantas y tan grandes, posiblemente sus grandes y pequeños accionistas tendrían que tragarse el fracaso con la pérdida total del valor de sus titulos. Pero no: llega Bush al rescate con su Séptimo de Caballeria.
Al "mal de tantos" ha salido al paso la Reserva Federal con su anunciada intervención de compra de lo que eufemísticamente llaman "activos tóxicos" o lo que es lo mismo, compra de cosas que en la mayoría de los casos no valen nada, para evitar así el supino descalabro de las empresas financieras del país, el descuadre brutal de sus balances, la ruina total. Esa masiva compra de "papel mojado" evitará el colapso del sistema y permitirá que la banca, el sistema de pagos del país y del imperio siga bombeando el imprescinble oxígeno financiero.
En el mismo corazón del capitalismo mundial, Wall Street, se ha gestado en estos días de cambio la mayor herejía de la historia contra sus más esencial base ideológica, el liberalismo a ultranza, la mínima intervención del Estado en los mercados.
Mientras los gobiernos socialistas y conservadores de Europa y América mantienen lo que algunos llaman la ortodoxia económica [no gastar por encima de lo que se tiene, no generar déficit] , he aqui que los neocons de la Casa Blanca se sacan de la manga una operación de rescate de ricos en apuros por valor de 700.000 millones de dólares (casi medio millón de euros), el doble de lo que todos los españoles juntos producimos en un año. ¿Y de donde salen? De incrementar un un plumazo su apabullante deuda pública desde los 10,6 billones de dolares actuales a los 11.600.000.000.000 dolares [Y esto solo es el principio]. Una deuda pública que acabarán suscribiendo, como siempre, los fondos de pensiones y los ricos exportadores de capital de todo el orbe . EE.UU es el refugio del ahorro mundial. Si su sistema financiero colapsa, la gigantesca repatriación de capitales a sus lugares de origen provocaría un desplome semejante al de la URSS hace dos décadas.
Es por ello que lo que sería un escándalo en cualquier país del mundo ha sido tan alegremente saludado por todas las Bolsas del Planeta.
¿Alguien podría imaginar ahora que hubiera ocurrido en España si ante el descalabro de Rumasa el Estado le hubiera entregado a fondo perdido a Ruiz Mateos 50.000 o 100.000 millones de aquella época?
Cuando en el resto del mundo occidental han ocurrido casos parecidos, o se ha dejado caer a la empresa en crisis (caso de Lehman o de Martinsa en España) o se la ha nacionalizado, o se han dado ayudas a otra empresa para que la compre y salve lo salvable.
Lo casi nunca visto es que un país afronte los gastos que supone una nacionalización de empresas en quiebra, a las que hay que inyectar grandes cantidades de dinero para equilibrar sus balances, para dejar su propiedad en las mismas manos de quienes la han llevado al desastre.
Mientras los gobiernos socialdemocratas mantienen la ortodoxia, el sistema nortemericano acomete una nacionalziación a la inversa: una socializaión de las pérdidas que pagarán las generaciones futuras; especialmente las norteamericanas. Porque aumentar la deuda de esa manera brutal reducirá las posibilidades de que, en el futuro , los democratas de Obama puedan impulsar programas sociales que permitan a los pobres americanos tener un sistema de bienestar como el europeo, mucho mejor dotado en el ambito sanitario. Y, además, recursos financieros de todo el mundo acudirán a suscribir los nuevos y últimos titulos de la inmensa deuda generada por Bush en sus ocho años de mandato, detrayendo las posibilidades de que se inviertan en sus paises de origen
Y todo el tejido empresarial mundial aplaude, porque le va la vida en ello.
Pero este culebrón no ha hecho sino comenzar.
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